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domingo, 19 de abril de 2009

Antroplogía cultural y nutrición.









Es claro que la comida es más que un recurso para reproducirnos biológicamente. Ella también nos convierte en entes sociales, en actores que constantemente se relacionan con, y modifican, la cultura. Por lo tanto, la comida reproduce nuestras relaciones con la naturaleza y la cultura en el tiempo y en el espacio.

Se trata pues de entender la cultura alimentaria como un sistema de practicas y representaciones, abierto y móvil que no está libre de tensiones, y a cuyo interior hay prácticas que se fijan y otras que cambian con más celeridad. Los alimentos portan significados polivalentes y delinean varias definiciones de identidad nacional, étnica, racial, de género, de grupo, etc y por esto la ‘cocina’ como una actividad dinámica y cambiante.

En esta materia se postula que los alimentos, la comida y la cocina son vehículos para la comprensión de los procesos históricos, las modificaciones en las formaciones culturales y sociales y los registros de identidad que se rubrican a través del acto alimentario.

Para comprender los comportamientos alimentarios de una población resulta indispensable, como señala Contreras y Arnaiz, analizar las interacciones complejas entre alimentación, sociedad y cultura. Los mismos retoman la postura epistemológica de Boudrillard según el cual se debe restituir los datos cuantitativos del consumo planteados en términos de balance calórico a comprenderlo en términos de la lógica de las significaciones de la estructura social, donde el consumo de bienes materiales signifique una cierta relación entre los grupos, que permite racionalizar el consumo como función derivada de las relaciones sociales.

Es por esto que se hace indispensable para una adecuada propuesta alimentaria comprender el contexto, identificar los valores referidos al cuerpo, a la salud, al trabajo en su vinculación con el alimento y las relaciones que lo sustentan.

Históricamente las recomendaciones alimentarias se han sustentado en los consejos de las ciencias de la alimentación para cambiar practicas y hábitos alimentarios poco saludables. Sin embargo, los problemas alimentarios siguen creciendo a ritmo vertiginoso, puesto que responden a problemas sociales y culturales tales como la desigualdad social y la exclusión.

Programas standard de intervención en nutrición y de políticas publicas que han partido de una concepción simplista de la sociedad son numerosos. Por lo tanto es indispensable considerar la valoración de los sujetos sociales respecto a su cuerpo, a lo que considera saludable, a las distinciones que realizan según alimentos clasificados según pertinencia de genero o laboral, o etaria son fundamentales para lograr programas nutricionales adecuados al contexto donde se requieran.


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